La amenaza de la Libertad – parte 1

¿Cuál crees que es el bien más preciado para el ser humano? A poco de pensarlo, seguramente estarás de acuerdo que es ‘la libertad de ser uno mismo’: poder expresar quienes somos sin temor ni necesidad de máscaras ni disfraces. La mayoría estará de acuerdo: la libertad es el mayor bien al que podemos aspirar.
Irónicamente, las personas permanecemos toda la vida en las jaulas en las que nacimos, asegurando que son la única realidad posible o la realidad correcta: barrotes hechos con rígidos preceptos éticos, un piso fabricado que nos mantiene «con los pies en la tierra» a salvo de las opiniones de los otros enjaulados y una puerta custodiada por espectros que imponen reglas para, según ellos, salvarnos de las fauces de un monstruo que devorará a los incautos.
A lo largo de la historia han existido individuos que vivieron fuera de las jaulas; dedicaron sus vidas a enseñar a volar, diciendo que todos tenemos alas aunque no las usemos. Enseñaron que la falta de uso no las atrofia ni hace desaparecer, y que basta el deseo de volar para que éstas empiecen a fortalecerse.
Uno de ellos fue asesinado por los espectros en complicidad con varios vendedores de jaulas.
He aquí la paradoja; esa misma mayoría que «ama la libertad» teme a los que practican la libertad y no duda al momento de exigir la crucifixión del rebelde. «La libertad sin reglas éticas y morales bien definidas, es libertinaje» es lo mismo que «vuela cuanto quieras pero sin salir de la jaula». Esa misma mayoría lo matará.
De no matarlo literalmente, lo castigarán insultando su conducta y condenando su alegría, la cual no condice con lo «normal y aceptable»; el rebelde tiene derecho a ser rebelde, pero dentro de la jaula.

Seguiré profundizando este tema en próximas entregas.

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