Cromosomas X-y

Aquello que «dios creó a Adán, luego creó a Eva de su costado» no tiene sentido: si dios es inteligente… ¿Por qué crear un único macho engendrador y luego cambiar todo el sistema? Me gusta más esta otra idea de la creación:

«Cuentan las antiguas cosmogonías que el Universo fue creado por La Diosa. Este Universo primordial se regía por el principio femenino: fecundo, generoso, equilibrado. Creó hembras para reinar en los hielos, hembras para reinar en los trópicos, reinas de selva, reinas de mar, reinas de desierto y reinas de montaña. Luego notó que las hembras necesitaban asistencia para conseguir alimentos cuando parían, entonces creó – para cada especie – otras hembras sin capacidad de fecundarse y carentes de las capacidades intuitivas necesarias para comunicarse con las crías (ya que no las engendrarían), para que sirvieran de compañía a las hembras «alfa». A estas hembras «beta» las proveyó de fuertes cuerpos y las hizo más rudas, más apropiadas para la protección de la reina y sus cachorros. Y todo fue casi perfecto… excepto porque faltaba un método de comunicación emocional que sirviera de vínculo entre alfas y betas; entonces se puso a cocinar una nueva generación.»

«La Diosa preparó su caldero, pero esta vez mezcló los condimentos de alfas y betas en una misma receta; mientras se cocinaba la nueva especie preparó dos nuevos moldes de piel alfa y beta, dejando entre las piernas de ambos un hueco por el cual verter la nueva pócima.»

«Una vez pronta la sopa vital y rellenos los moldes, comenzó a coser la abertura de la hembra beta; al acabar la costura vio que le sobraba unos centímetros de hilo y los dejó colgando. Luego, al coser el molde alfa, notó que el hilo que sobraba en las beta aquí le faltaba, dejando una abertura por la cual el jugo vital podría derramarse… y se le ocurrió una divertida idea: ambas deberían combinar las terminales de sus costuras para engendrar nuevas crías.»

«En la zona de costura inconclusa de las alfa colocó una copia del caldero y unas gotas extra de magia suprema; luego recubrió el caldero de neuronas muy sensibles, iguales a las que estimulan el funcionamiento del corazón. El hilo de las betas guardaría otra parte de la pócima, y también fue recubierto de aquellas neuronas; así logró La Diosa un medio para comunicar las emociones e intercambiar la pócima vital, transmitiendo las características de ambas a las nuevas crías. Y claro, esta combinación engendraría tanto alfas como betas.»

En la genética de los mamíferos hay un par de cromosomas que definen el sexo del embrión: si este par es ‘XX’ (dos cromosomas iguales) nacerá una hembra; si los cromosomas son ‘Xy’ nacerá un macho.

¿Qué es ese cromosoma ‘y’ que define indudablemente al macho? Ese ‘y’ – mucho más pequeño que los otros cromosomas – no es otra cosa que un ‘X’ atrofiado: no terminó de desarrollarse y le falta una pata.

Cada vez que aparece el tema «igualdad entre hombres y mujeres», tomo este asunto de los cromosomas como base de mi argumento: los machos de la especie somos hembras atrofiadas, hembras «beta». No podemos parir ni amamantar, pero como regalo de La Diosa podemos cooperar con esos centímetros de hilo vital, aportando la magia que las alfa necesitan para engendrar nuevas generaciones.

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