Casas encantadas – parte 2

De modo similar a nuestro conocimiento de los océanos, el universo comprensible y para el cual se han desarrollado teorías comprende apenas el 4% del estudio científico., el 96% que desconocemos y para el cual ni siquiera se han establecido teorías estaría compuesto por – aproximadamente – 24% de materia oscura y 72% de energía oscura. Ergo, si lo que sabemos es mucho, lo que ignoramos es inmenso.

A lo largo de la historia se ha mencionado la tarea del zahori, aquella persona que usando varas o péndulos es capaz de hallar venas de agua subterránea, tesoros, objetos y/o personas perdidas. Para muchos se trata de superstición, para otros ha sido el trabajo de su vida: monjes, médicos y reyes han estudiado y practicado la adivinación, el diagnóstico de patologías y muchas decisiones de estado por medio de estos métodos poco convencionales. El ingeniero cubano Leodegario Lufriú realizó su tesis doctoral estableciendo demostraciones científicas de la radiestesia, aportando una enorme cantidad y calidad de datos acerca de las radiaciones y su interpretación por parte del «operador sensible» o radiestesista. Llegados a este punto se hace imperioso explicar de qué estamos hablando.

Muchas culturas milenarias buscaban el lugar favorable para la vida: el brujo o Chamán elegía cuidadosamente dónde se ubicarían dormitorios y altares, basándose en un estudio energético del lugar de asentamiento.

Toda esta sabiduría heredada, sumada luego a estudios de biología, geología, medicina, astronomía, física y geofísica consolidan las base para la geobiología, disciplina que estudia las relaciones entre la tierra, el cosmos y los seres vivos.
El campo electromagnético terrestre manifiesta una estructura de redes energéticas o canales de circulación de energía de paredes verticales que emergen desde el núcleo terrestre y se alzan al menos hasta la estratosfera. De estas redes quizá las más conocidas son la Red de Hartman y la red de Curry: distribuidas sobre toda la superficie terrestre en lineas paralelas, las cuadrículas formadas por la red de Hartman se extienden en dirección norte-sur y este- oeste, separada unos 2 metros y con una anchura de 21 cm. aproximadamente, mientras la red de Curry se compone de líneas separadas unos cuatro metros, tienen un ancho promedio de 40 cm y están orientadas en diagonal respecto de la red Hartman, fluyendo de suroeste a noreste y de sureste a noroeste. Se ha determinado que en los puntos de cruce de las líneas la radiación suele ser perjudicial para la mayoría de los seres vivos, si bien hay excepciones: los hormigueros suelen estar ubicados en estos sitios, y muchos apicultores han observado y aprovechado el hecho que las abejas producen más cantidad de miel si las colmenas se ubican en estos cruces de líneas Hartman.

Cómo explicábamos en la entrada anterior, la superpoblación demográfica de las ciudades y la ignorancia y/o pérdida del conocimiento ancestral, sumada a la necesidad de aprovechar cualquier espacio para levantar casas habitación, resulta en la ubicación sobre cruces de energías perjudiciales de las viviendas y particularmente de los dormitorios.

En próximas entregas escribiré acerca de estas redes y otras fuentes de energia: fallas geológicas, venas de agua subterránea, chimeneas cosmotelúricas y vetas minerales, argumentando acerca de causas y efectos de la interacción con tales fuentes de radiación.

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